Salsa para Albóndigas Veganas

Una salsa rica y reconfortante con un toque de vino blanco—ideal para platos vegetales

Esta salsa para albóndigas veganas es sabrosa, cálida y está llena de capas de sabor. A partir de una base de ajo, cebolla y pimiento rojo salteados, se espesa con harina y se enriquece con vino blanco y levadura nutricional. El resultado es una salsa profunda y satisfactoria que realza cualquier receta de albóndigas vegetales y añade un toque gourmet a los platos más sencillos.

Perfecta para cocinar en lote y apta para congelación, esta salsa se convertirá en un básico en tu cocina.

Utensilios de cocina

• Sartén

• Batidora de mano o procesador de alimentos

Ingredientes

• 3 dientes de ajo en láminas

• 1/2 cebolla picada

• 1/2 pimiento rojo picado

• 1 cucharada de harina integral

• 1/2 taza (120 ml) de vino blanco

• 2 cucharadas de levadura nutricional

• 3/4 taza (180 ml) de agua

• Especias opcionales: 1 cucharada de pimentón, perejil seco, sal y pimienta negra (al gusto)

Instrucciones

1. Sofríe los aromáticos: En una sartén con un poco de aceite, saltea el ajo hasta que esté fragante.

2. Cocina las verduras: Añade la cebolla y el pimiento rojo picado. Cocina hasta que estén dorados y tiernos.

3. Añade especias: Agrega las especias opcionales y mezcla bien.

4. Incorpora la harina: Añade la harina y cocina durante 2–3 minutos para eliminar el sabor crudo.

5. Desglasa y deja hervir: Añade el vino blanco y el agua. Remueve y deja cocinar a fuego medio 8–10 minutos.

6. Tritura y termina: Añade la levadura nutricional y tritura con batidora hasta obtener una textura cremosa. Ajusta la consistencia con más agua si es necesario.

Ideas para servir

• Sobre albóndigas veganas o hamburguesas de lentejas

• Como salsa para puré de patatas o cereales

• Combinada con pasta para un plato rústico

Conservación

Refrigera en un recipiente hermético hasta 4 días, o congela en porciones hasta 1 mes.

Esta salsa cremosa y sabrosa para albóndigas veganas aporta confort y sabor a cualquier plato—una prueba de que las salsas vegetales pueden ser igual de indulgentes que las tradicionales.